En la mañana fría de diciembre,
don gato descansa al sol del invierno,
sus sueños recorren los oscuros laberintos de la noche pasada,
quizás sueñe con aquella suave mirada de la gatita que
penetró en su cerebro como un rayo,
destruyendo todo a su paso.
Don gato sueña,
mientras nosotros lo miramos con cierta
envidia.